Esta excursión es mucho más que un traslado a la cordillera: es un recorrido completo por paisajes únicos, huellas históricas y rincones llenos de energía natural y cultural. El itinerario comienza en el Monumento de Canota, punto clave en la gesta sanmartiniana, y desde allí nos adentramos en la Reserva Natural Villavicencio, un área protegida reconocida por su riqueza en flora y fauna autóctona.

Dentro de la reserva se encuentra el Villavicencio Park, un parque de aventura ideal para quienes desean sumar adrenalina al recorrido, y desde allí comienza la famosa ruta de los caracoles, un antiguo camino de cornisa que asciende entre montañas hasta llegar al Mirador El Balcón, con vistas panorámicas inigualables del valle y del emblemático Hotel Villavicencio. A medida que ascendemos, alcanzamos el Mirador del Aconcagua, desde donde, en días despejados, se puede observar la imponente cumbre del coloso de América.

Continuando la travesía, llegamos a las enigmáticas Ruinas Jesuíticas de Paramillos, vestigios de la presencia de la Compañía de Jesús en los Andes, y a las históricas Minas de Paramillos, uno de los centros mineros más antiguos de Sudamérica. Muy cerca, el Bosque Petrificado de Darwin ofrece una postal geológica única, donde el tiempo parece detenido entre restos de árboles milenarios.

De regreso hacia el valle, atravesamos la zona de Agua de la Zorra y llegamos al Cerro Tunduqueral, conocido por sus petroglifos precolombinos, verdaderos mensajes tallados por pueblos originarios. Finalmente, ya en Uspallata, se puede visitar el Parque de Artes Marañón, un espacio cultural que fusiona arte y naturaleza, y el histórico Museo Las Bóvedas, que conserva estructuras coloniales vinculadas al paso del Ejército de los Andes.

Esta experiencia combina historia, naturaleza, cultura y aventura en un solo día, ideal para viajeros curiosos, amantes del aire libre y quienes deseen conocer la Mendoza profunda más allá de los caminos convencionales.